Cuando nosotros éramos niños, teníamos muchas aventuras que son nuestras memorias de la niñez. Mi memoria de la niñez favorita es cuando hice un video con mis vecinos y mi hermano. Un día siete años antes, mis vecinos, mi hermano, y yo estábamos aburridos de jugar en el patio. Uno de mis vecinos tenía la idea hacer un película aventura. Pensábamos la historia, las acciones, y renglones cómicos. Nosotros hacemos los trajes también. Es una memoria buena porque nosotros trabajábamos juntos para terminar el video. La “película” era sobre la reina de pandas, mi vecina, está buscando por el oro. Viajábamos a la tierra con el oro mientras cantaba “Yo creo que puedo volar.” Mi hermano, un explorador extraño, llegó y ayudó con la búsqueda. Cuando estábamos cerca del oro, cayó en una trampa (los árboles). Después de mi vecino nos ayudó a escapar, nosotros buscamos el oro. Teníamos imaginaciones grandes y el video era cómico, divertido, y memorable. Aunque mis memorias de la niñez eran divertidos, me gustaría estar en el presente mis años de los adolescentes. Ahora, tengo quince años y tengo más responsabilidades. Siento como un adulto con mis quehaceres, responsabilidades, privilegios, y oportunidades nuevos. Por ejemplo, este invierno voy a visitar Israel con mi grupo de confirmación (con mis amigas). Este es algo que yo no podía hacer cuando era niña. No necesito regresar a mis días de mi niñez porque puedo mirar esos días, como la memoria encima, en videos y recordar las memorias de la niñez. Estoy feliz ser un adulto joven.
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